Aplicar al diseño el estilo zen, cuyas raíces místicas y filosóficas se encuentran en la vida y las enseñanzas de Buda, supone referirnos a dos elementos fundamentales; serenidad y bienestar. Y si bien es cierto que tienen un gran potencial en el hogar, ¿por qué no adaptarla a nuestra oficina? Está demostrado que el ambiente en el lugar de trabajo influye directamente en la productividad, y por eso conseguir el entorno más favorable repercutirá favorablemente a muchos niveles.